LA TRADICIÓN
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PREGÓN DE NUESTRO PADRE GENARÍN, DESVIRGADO Y MÁRTIR
PREMIO V CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS Por José Antonio Repeto González (Jeréz de la Frontera - Cádiz) La noche del Jueves Santo me encomiendo a Genarín, alumbrado paladín del dislate y el quebranto. Por él mi oración levanto al cielo claro leonés. Y por no ser descortés saludo a su cofradía, modélica compañía de este justo del revés. También le rezo a la Muerte, compañera inseparable de Padre tan venerable a quien le debo mi suerte. Que fuera yo muerto inerte si por no tener su influjo no hubiera gozado el lujo de catar sin contención el néctar sin parangón al que titulan orujo. Y no relego a la Moncha, eminente meretriz con cuerpo de emperatriz con la que el pueblo se troncha. Encaramada en su loncha, en esta noche no chinga. Y no por falta de minga, sino por ir de rondón por las calles de León como una señoritinga. Meritan también altura esos cuatro evangelistas, celebérrimos artistas de la bohemia más pura, que con excelsa cordura dieron lustre y esplendor a este santo pecador, putañero sin tapujo, y trasegador de orujo delante del mostrador. Debemos honrar al hombre que fue norte y paladín del culto al gran Genarín y a su fiesta de renombre. Lo dice todo su nombre: Francisco Pérez Herrero, mecánico pinturero de incisivos y molares, autor de versos a pares y Evangelista señero. Igual honra y homenaje merece Fermín Carnero, el viceabad cofradiero que hasta el final, con coraje, nos dejó cabal mensaje de ser fiel a Genarín; pues sabedor de su fin, asistió a la última cena de su existencia terrena: ¡Qué gran cofrade, Fermín! Así brota mi cantar, sin reserva ni tapujo, en esta noche de embrujo, francachela y buen yantar. Y postrado ante el altar de la gamberra curdela, dedico mi cantinela a la Luna de Nissán, bajo la cual el gañán mata la sed sin cautela. Igual mató Genarín su vana sed de estulticia: bebiendo con avaricia en incesante festín. Hasta que tuvo aquel fin que truncó su puerca vida: que el conductor homicida que le cortó la meada, por tan grande marranada tiene la gloria perdida. Merecen igual condena los políticos chorizos, asiduos de bancos suizos y del langostino en vena. Que los de Sierra Morena, bandoleros afamados, son simples aficionados al lado de los trincones que se llevan los millones a vecinos principados. Tienen el rostro tan duro, que cuando son sorprendidos no se sienten concernidos ni pasan ningún apuro. Y se sienten tan seguros que no dimiten jamás. Con una mano detrás y por delante la caña dicen al que les regaña: "si yo chorizo, tú más". Así se cuenta la historia de esta fiesta putañera, patria de la borrachera y de la golfa oratoria. Que nunca nuestra memoria olvide al santo patrón que al orujo y al putón rindió siempre pleitesía, al que con noble alegría rezamos esta oración: De curas abusadores, viciosos del pirulín, LIBÉRANOS, GENARÍN. De sindicalistas vanos, de black tarjeta y botín, LIBÉRANOS, GENARÍN. De las personas estrechas, que repelen el trajín, LIBÉRANOS, GENARÍN. De banqueros codiciosos, usureros de postín, LIBÉRANOS, GENARÍN. De concejales mangantes, diestros en el maletín, LIBÉRANOS, GENARÍN. De políticos rateros, que prevarican sin fin, LIBÉRANOS, GENARÍN. Libéranos, Genarín, del chorizo y del mangante, del usurero tunante, del caco y del malandrín. Por la gloria de tu orina, que fue cortada de cuajo cuando meabas a destajo apostado en una esquina... toda esa gente mezquina: ¡QUE SE VAYAN AL CARAJO!' |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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