LA TRADICIÓN
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DÉCIMAS GENARIANAS (POR UN TROVADOR CIEGO)
PREMIO XII CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS Por Dr. José Nicodemo de la Guzpeña (Madrid) Comando de calaveras, excúsenme la licencia, congregantes, sois audiencia de prodigios y quimeras. Chuflas bufas que de verás ilustran estos dislates, esta ensoñación de orates delirantes de fingida realidad entretejida con bromas y disparates. En palabrada mordaz os canta este buhonero, este bufón baratero, por uvas de zumo agraz que el verbo torna lenguaz poniendo de manifiesto que el caldo más indigesto es la “veritas” sagrada en la pira consagrada al develador funesto. Presentarles con presteza quiero a un hombre singular que tuvo a bien conjugar con etílica entereza la alegría y la pobreza de la forma más mundana: durmiendo por la mañana, madrugando a media noche, cumpliendo, sin un reproche, con la chanza cotidiana. Sobrado en necesidad, receloso en las disputas, vivaz, de carnes enjutas, prodigioso en probidad. Supo entera la verdad del corazón femenino, taimado, siempre ladino, con cabeza de ingeniero, industrias de pellejero y por sangre: rojo vino. Con el cuerpo macerado en aguardiente de orujo, por las tascas se condujo a la caza del pecado cortés y desaliñado; barateando con pellejas, nunca jóvenes ni viejas, encandiló los misterios pues todos sus magisterios se adoctrinan en parejas. Genaro tiene por gracia, Genarín por estatura. Tierra que no se rotura es campo que no se sacia del sabor de la desgracia; con tan acre condimento acalló todo lamento burlándose del destino, caminando su camino Jodido, pero contento. La parca es cruel segador cuando cumple su servicio entregándonos al juicio final del buen creador, mas si en vida del deudor se obtiene bula papal, aun de oficio menestral descuelgan el sambenito; así Genaro es bendito por un trovador casual. Francisco Pérez Herrero, Paco, poeta y burlón, componiendo una canción, émulo del ciego Homero, ruega al santo pellejero triste fin en cruel suceso, tras una vida de exceso, venia para dar sentido al mandato recibido para glosar su deceso. Tutor del alma cabal, regala gentil la musa y mi mente, tan abstrusa, sin hondo acorde verbal, pulsa ritmo de atabal cual dantesca maravilla pues sutil entrecomilla líricas del sabio Herrero, cumpliendo como vocero glosador y en apostilla. Sobre el altar de la ley secular del verbenero, yo grito su cancionero sin reverencias al rey. Cófrade de vuestra grey, en noche de Jueves Santo, quiero declamar con llanto y lagrimones de orujo, embriagado del embrujo popular, mi triste canto: “León, otrora salvaje, fiera mansa de montaña, campos de telas de araña se tejen en tu paisaje. Burladores del lenguaje narran tus glorias actuales: Cortes en los manantiales, AVEs de paso sombrío cosmonautas del Torío y despojos industriales. Celama luce de estrellas pavesas de Compostilla, ministrillos de Castilla avivan esas centellas. Son agravios y querellas los ojos del burdo Puente que ven pasar la corriente con la bovina atención de un necio por vocación creyéndose trascendente” Desde la larga morada con Eulogio, Luis y Paco, Nicolás, en tono elegíaco, arbitra esta mascarada ante la fija mirada de Genaro sonriente, viendo que sigue la gente, como este rapsoda ciego, gozando con el trasiego de tinto por el ausente. Llegado ya es el momento de despedir a la audiencia, ponderando su presencia, real y de pensamiento. De cifrado testamento es la velada festiva que toda la comitiva llamada es, sin empacho, a dedicar al borracho en postrera rogativa: La décima en nuestra vida no llega a diez de los años, se cura en viles engaños tras la vela consumida. A la hora de la partida al mismo Dios conjurando un tiempo de contrabando para completar la suerte por no querer que la muerte nos pille a todos cagando. |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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