II CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del segundo certamen celebrado en 2012. Volver al índice de poemas SIN TÍTULO Por Carlos Huerta Mínguez (Astorga - León) Andaba Dios agobiado una mañana de enero. Las cosas no andaban bien allí arriba por los cielos. Tanto santo contratado en tiempos de vacas gordas, tantos sueldos derrochados… y ya no eran buenos tiempos para gastar los dineros cuando estaba por las nubes alquilar el firmamento y había que aplicar recortes y suprimir mandamientos. Encendió el ordenador y se metió en su correo: diosaltísimofernández arroba maildeloscielos. Tecleó su contraseña y se encontró en un momento con millones de mensajes de sus más fieles adeptos. "¡Están las cosas jodidas!" gritó con desasosiego. "¡Se me han ido de las manos esos mocosos del suelo! ¿cómo pude permitirles que inventaran el dinero después de la que liaron arrebatándome el fuego? ¡Cagüen mi! ¿a quién se le ocurre? y no tengo presupuesto para andar mandando santos." Y sintiéndose ya en quiebra puso un anuncio en el feisbuk: “busco santo milagrero dado de alta en autónomos. Cobrará por comisiones y tendrá los gastos pagos” No pasaron dos minutos y contestó un tal Genaro: con un par de condiciones para aceptar el trabajo: empezar con su labor la víspera del Viernes Santo en la ciudad de León y cenar todas las noches vino y sopinas de ajo. Le pareció bien a dios y rebuscando en los mapas pudo encontrar la ciudad que Genarín comentaba. Compró un vuelo de Spanair que con escala en Barajas aterrizaba en Villanubla y en autobús, con descuento, llegaba al barrio del Crucero. Claro, que ni dios sabía que en tan solo un par de días quebrarían estos planes al cerrar la compañía, así que a San Genarín no le quedó más remedio que buscarse las castañas para bajar a la tierra y comenzar su labor de milagrear el planeta. Yendo Genarín andando por la calle de la Sal fue a encontrarse a un veterano de los de La Cultural. “¡Genarín, obra un milagro, que esto de estar en tercera y salvados por los pelos de la desaparición hace llorar al León que una vez rugió de orgullo en Primera División!” Genarín dijo al paisano, “sus plegarias, caballero, las escucho con intención de estudiar mejor su caso.” Se metió en una taberna y pidió un Prieto Picudo y de tapa unas mollejas y escribió en la servilleta: “la solución de la Cultu pasa por anexionar al club con el Ademar, y conseguir el apoyo de algún mecenas con pasta que nos quiera financiar. Tal vez el Paco Raquetas pueda soltar un millón, o quizás la presidenta de la diputación tenga a bien dejar un sueldo a los deportes de León, aunque si el capital viene de otra tierra, pues mejor, ¿y si es un veterano olímpico el que pone el dinerín…? ¡La solución está en las manos del Iñaki Urdangarín!” Satisfecho nuestro santo con aquella solución salió a tomar limonadas por las tascas de León, recordando aquellos tiempos de risas, fiestas y juergas, vino a verle la nostalgia y le habló de sus colegas… “¿Qué habrá sido de La Moncha, de Rico, El Gafas y de Porreta?” se preguntaba Genaro y cuando dobló la esquina: ¡Milagro! se fue a encontrar con Paco Pérez Herrero, su amigo incondicional. “¡Francisco, cuántos recuerdos, qué alegría reencontrarte!” “¡Genarín, tú por aquí!” Y se agarraron del hombro sabiendo que una vez más, como en aquellos viejos tiempos comenzaba una aventura de esas que empiezan de noche y que por la mañana duran, de esas que entre limonadas, torrijas y procesiones, al compás de las cornetas, los pasos y los tambores llevaban nuevas andanzas por las calles leonesas, construyendo la leyenda y con la leyenda la canción de un pellejero cazurro, borrachín y bonachón que se apagó un Jueves Santo en la noche de León. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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