II CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del segundo certamen celebrado en 2012. Volver al índice de poemas EL FILÓSOFO Por Rodrigo Domínguez Herranz (León) Del ayer en perpetua ilusión, por un León de murallas, como cada jueves Santo, Genaro, el censor, avanza. Y aunque del olvido brota su traje de lámparas le delata. Los fieles su talla reconocen: recio rostro de ojeras embolsadas; silueta de crítico tragador de bocadillos; bragueta, por si urge, bajada; y agraciadas orejas de soplillo. Ondulante se traslada, el altruista donante de semen conquistador de damas baratas; el Adonis de calva brillante con injerto de boina calada. Solo frena para limpiar su escopeta lloviendo sobre las tapias. Busca hermandades de uva destilada, ahítas de humo y ventanas condensadas. Rebusca en sus huecos bolsillos raras monedas gastadas, orondo vínculo de idiotas que se destronan en las chapas. Las necesita para concentrarse, Para adquirir agua de alquitara. Emerge entonces del iniciado la lucidez del conocimiento etílico, la Filosófica espora de la indiferencia que alimenta la llama del iluminado. Surge de lo profundo la verdad: Lo que NO nace de lo insondable, de lo vivo y de lo intenso, es piadosa mierda política, que bajo el epitafio de lo correcto, sirve para legalmente quitarnos aquello que por nuestro sudor es nuestro. Se nutre el excremento de caros cobardes traicioneros, y de listos con cargos de a dedo. Todos ellos bien regados Por los miserables del dinero. Mientras edicto no sea nada importa el murmullo de la tasca; tan solo un borracho que balbucea, un erudito que no es nada. Y así lo entiende el docto beodo apurando el cáliz de su alma. Recuerda entonces lo importante, terminar la noche como el oráculo manda. Busca calles más oscuras, casas de puertas calladas, mundos que el silencio censura, en los que mujeres gastadas ejercen de bálsamo con sus flores de corolas dilatadas. Mientras el ente retoza, señalando al cielo con las nalgas, afuera se muere un mundo de tontos con corbata, que tenían cuatro duros y a ser ricos jugaban. Que se creían que eran algo y todo lo que eran es nada. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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