II CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del segundo certamen celebrado en 2012. Volver al índice de poemas PREMIO DEL CERTAMEN EL EMBRIAGADO DE LA PULCRA LEONINA Por Javier Matilla Domínguez (Trobajo del Camino - León) Abre ya la oreja hermano que llega la gran noticia de un hombre con tal pericia, que de beodo era sano. Mas, para que haya coplilla, sumándome al chismorreo, yo escribiré este correo cual singular "Lamparilla". Escúchenme con prestanza, por favor cierren los ojos; claro está, también los cojos mientras oyen esta chanza: Es la Catedral testigo de un personaje de nodo, que imitando a Cuasimodo alguien puso aún con su ombligo. Tú le diste Virgen Blanca apellido a un hospiciado, que siempre vivió de lado entre el pecado y la tranca. Su nombre, el de Genaro, sus apellidos muy blancos, pues la luz desde los flancos resplandece como un faro. Allá por los años veinte disfrutaba sin mesura, olvidando la cordura de quien pisa con tridente. Entrar en Casa Benito cual hombre que fuera ufano, pasera por la Plaza el Grano saliendo del Tío Perrito. Jugando a la garrafina distraía sus instintos, que no sujetan cien cintos al pensar en "La Abuelina". "Francisquita" o "Bailabotes" del barrio de San Lorenzo, son de Genarín el lienzo donde registró sus dotes. También ganaba la vida porteando unos baúles, repletos de lindos tules con cupletista incluida. Fué vendedor en las calles de un periódico emergente que deleitaba a la gente por su lujo de detalles. Y blandiendo la muleta no había un hombre más torero, que arriesgara hasta el braguero recortando en silueta. Pero sin duda ninguna, su arducia de pellejero le reportaba el dinero que gastaba con la luna, luna que alumbrara al "Santo" por callejas y zaguanes, donde cientos de holgazanes entonaban este canto: "¡Oh, viejo Reino de León, que tanta virtud mereces y que siempre te apareces escondido bajo el colchón". Ya se han oído en palacio insultos y vejaciones, de quienes son anfitriones de tan singular espacio; mas, casi me quedo mudo al leer que la Carrasco sigue gastando del frasco en arreglarse el felpudo. Si se trata de señuelos, la visión de Zapatero fue conseguir el primero, una terminal si vuelos. Y de la Caja ni hablamos, pues no le sobra el dinero para que alguien con esmero se lo lleve con dos manos. ¡Ay, que desgracia Paquito!, le canta su nuevo alcalde. ¿Pa qué trabajaste en balde? si ahora, yo te lo quito. Para deleite de muchos cuatro amigos transcribieron, todo lo que allí vivieron cual evangelistas duchos. Mas, hay uno que destaca por dentista consagrado y poeta acostumbrado a escribir en la butaca. De todos es el primero por longevo y fiel copista, cuyo nombre es del artista: Francisco Pérez Herrero. Cada año en Jueves Santo con la noche bién entrada, se prepara una manada que a muchos provoca espanto. Salen de la Plaza el Grano cargando al hombro los pasos, después de alzar unos vasos con la botella en la mano. Llevan bien alta "La Mocha" junto a más protagonistas que son cuatro evangelistas, y detrás alguna antorcha. Hacen alto en el camino donde brindan y recitan, versos que en orujo excitan el valor y el desatino, mas, es por esto que el clero con su infinita cordura, quiere evitar con premura la procesión de un putero. El pecado es el hurmiento... la iglesia grita: ¡profana!, pues, ¿no puede una sotana contra el sexto mandamiento?. Al menos por veinte años la prohibieron por prosaica alegando que era laica, tratándose de tamaños. Una vez en la muralla naranja, queso y orujo, junto al pan son el embrujo de este bendito canalla. Fué el camión La Bonifacia, conducido alegremente por un imberbe imprudente quien sentenció su desgracia. "La Mocha" guarda el misterio cual verónica de lujo, pues esto sirvió de influjo para cambiar su criterio. Otros milagros jalonan en el haber del impío. ¡Que nadie diga ni pío! pues aquí, no se cuestionan; si el ladrón se cayó al suelo, la "Cultu" ganó en su casa, y un hombre meo la basa, es pa sacarle el pañuelo. Mientras nos quede un latido, gritad a los cuatro vientos: ¡Viva Genaro y sus cuentos, pues caigo a sus pies rendido!. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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