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ES POR TI QUE CONVIDAN
Por David Morán Fidalgo (León)

Senteme acompañado de un orujo
buscando el embrujo de un Jueves Santo
temprano o quizás tardío.
El hastío o la batalla de Genaro,
la muralla o el hedor de lo llano
de un pueblo, la quicalla
o como gusten llamarlo.

Por aquí rindo
sin otro guía que el vino
que desorbita mi vista,
sin más evangelista que Pérez Herrero,
de nombre Francisco
y de signo: buena vida.

Nadie te olvida, San Genarín,
es por ti que convidan;
a ti procesa esta tropelía
devota y sin otra salida
que vida corta
ensanchada por vigilias.

Jueves Santo,
de lo que fue un reino
nos han dejado bloques de cemento
para hombres trajeados
o servirles de camarero.

La procesión pagana
saca las garras de un León hambriento,
moja la garganta de un León sediento;
mientras nos señalan
de gente sin remedio,
brindamos a la nostalgia
de un hombre bueno
pagador de fulanas y taberneros.
Juraremos hasta en hebreo
al que nos parta el sentimiento.

Sociedad avinagrada
cual vino picado,
atestame el vaso
y quédate la tapa.

Nadie te olvida, San Genarín,
es por ti que convidan.
Es por ti que en León se grita:
"muerte a la Lamparilla".

Juguemos a la garrafina,
traguemos etílicas bebidas;
viñedos del Bierzo,
campos de Castilla;
olvidemos otros cuentos,
otros encuentro,
otras cofradías.

Un recuerdo, cuatro evangelistas.
la noche que espero,
y en esa noche espero, espero un nuevo día.



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