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A GENARÍN CON EL RECUERDO MÁS IMPÍO
Por José Ramón Franco de la Mata (Carbajal de la Legua - León)

Dios me libre, padre Genarín
de levantar el vaso de orujo
y no poderlo beber,
lleno está de mil historias
que no atino a entender.

Santo Genaro,
Santo padre Genarín
patrón de las gentes de bien
y de las otras… pues también.

Adulador tierno y vehemente
de las noches sin cuartel
de sexo y de orujo ávido
hasta más no poder.
Ya te espera la Moncha en el catre
para procurarte gran placer.

Surcas la calle Perales
dando tumbos por doquier,
mil metros recorres
para avanzar solo cien.
No hay prisa, te dices
todo irá bien.

Noche de Jueves Santo
y aquel apretón cruel.
Mientras placentero mirabas
salir de tu aquél
litros de humeante orujo
estrellándose a tus pies.
Por detrás te vino la muerte
cual toro traicionero y cruel
sin tu poderlo prever,
y allí tendido quedaste.
Tu mano firme en el aquél
y tus ojos de no entender.

Se consumaba el misterio
… y ascendiste al cielo.

Y así quedaría la historia
si no fuera por Francisco Pérez Herrero
que te dio vida primero
y luego pleitesía para verte renacer.

Hasta estos días llega tu legado
prendido en la arcana muralla
y en el cielo de León grabado con cincel.

Te requiero para que resucites
para que sientes magisterio
entre políticos diversos.
Enséñales el arte de la oratoria,
el significado de no mentir,
de no encubrir, de no insultar,
enséñales la coherencia, Padre,
aconséjales el orujo blanco e impoluto
que es buen remedio y fácil de conseguir.
Es la pócima más adecuada
para el recto proceder.
Hazles saber tu mensaje
que así lo predicaste,
en la taberna del Tuerto,
en el figón de tía Casilda,
en la tasca de las Maldades
y en la cantina del Carabina.
En el serrallo de Doña Francisquita
más que hablar ejercías
con inusitado y manifiesto interés.

Padre Genarín, venimos hoy aquí
y lo haremos siempre…por siempre
hasta que el orujo nos postre o nos reviente.



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