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DÉCIMAS DE FIEBRE
Por Manuel Peláez Álvarez (Oviedo - Asturias)

Cofrades, siervos, hermanos
de la orden de Genarín:
hoy presento al Sanedrín,
ciento diez versos profanos.
No tomo tu nombre en vano,
Santo Patrón leonés,
si antes, ahora o después,
te invoco con ironía
en mi humilde letanía,
¡escúchala…!; ¡vaya pues!

Antes de empezar la lista,
quiero recordar primero,
a Paco Pérez Herrero,
tu primer evangelista.
Un mecánico dentista,
docto en pluma y socarrón,
que extendió tu religión,
llevando el vicio por credo,
desde Cádiz hasta Oviedo,
desde Vigo a Castellón.

Otro apóstol principal,
también fue el taxista Eulogio,
digno acreedor de elogio,
por su labor pastoral.
En tu saga clerical
no puede quedarme atrás,
el árbitro Nicolás,
discípulo de gran pico,
o el acólito Luis Rico,
piadoso como el que más.

Memorando llego, al fin,
a la reverenda Moncha,
que te sació con su concha,
¡ampárala, Genarín!
Entre excrementos y orín,
rota la testa y el morro,
consecuencia de un mamporro
del camión de la basura
te encontró la criatura,
y prestó el primer socorro.

Como viejo pellejero,
sabrás de pellejos viejos,
hay algunos, no muy lejos,
depravados en el clero.
Ruego tolerancia cero,
en tu divina sentencia,
con quien roba la inocencia,
corruptores de menores,
o pendejos violadores,
¡no tengas, Patrón, clemencia!

Mas si pierdes apetito
del sexo, o ya no pitas,
lo arregla con una cita,
el cura de Don Benito.
Déjalo, Patrón bendito,
que nos cure de este mal
por un leve capital:
doce mil euros por saco,
de un activo afrodisiaco,
que nos sube la …moral.

Si encuentras en las alturas,
al caudillo con la caña,
cuéntale que aquí en España,
no encontramos la cordura.
En esta legislatura,
parió doña Independencia
una niña que, en esencia,
casi ninguno quería,
la llamaron Amnistía,
¡Genarín, danos paciencia…!

También hablan las noticias,
de algún juez con pocas luces,
y que, al rey, en sus testuces,
le han salido unas duricias,
(echan la culpa de Leticia).
¿Ves, Genarín, que paisaje…?;
víctimas del ultraje,
sin Dios, ni Patria, ni Rey,
ni el amparo de la Ley,
ya sólo nos queda Page.

A Isabel, la de Inglaterra,
convídala a tomar un gin,
e infórmale, Genarín,
de los males de la tierra:
Sigue en Ucrania la guerra,
masacrada Palestina,
Milai ganó en Argentina,
y, apoyado por la banca,
Trump va hacia la Casa Blanca,
¡mira la que se avecina…!

Parece una pesadilla,
por doquier huele a podrido,
y con Koldo detenido,
no tenemos mascarillas.
Seguro que tú la pillas,
patrón de la picaresca
y de la España burlesca,
mira a ver si eres capaz,
de poner algo de paz
entre los que andan en gresca.

Genarín, más de otro tanto
que lo que te cuento, omito,
pero se alarga mi escrito,
más que al Manco de Lepanto.
Nos vemos en Jueves Santo,
por la calle de La Sal,
en procesión, y al final,
te pediré sin tapujos:
¡bendícenos con orujo,
y libéranos del mal!



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