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¿POR QUÉ SE PONEN TAN SERIOS?
Por Juan Antonio del Castillo Rojas (Villa del Río - Córdoba)

Este feligrés curioso,
con paciencia y devoción,
tiene el gusto de expresarles,
sin pausa ni dilación,
con versos de paso corto
desfilando en procesión,
la estima que le merece
Genarín, Santo Varón.

Asiduo de lupanares
en todos vistió su rol:
aquí emotivos sermones,
allá templando la voz;
lisonjero con señores
de casa antigua y honor
para que la bolsa aflojen
que ya se la limpio yo.

Encantado y escarchado
por la noche de León
paró en la Plaza del Grano
a reponer el zurrón
con queso, naranja, canto
y el orujo a discreción,
que de día es mano de santo
y de noche bendición.

Camino de San Lorenzo
parando en los soportales,
sintiendo un frío polar
y agarrado a los varales,
en un gran acto de fe
soñó con mujer amante
de manzana por detrás
y melones por delante.

Caliente ya por el néctar,
derechos los costillares,
se echaba mano a la bolsa
sedienta de capitales
y tiró de refranero:
“tanto tienes, tanto vales”;
en tasca del Carabina
dos cartones, dos reales.

Hambre que espera hartura
es hambre de poca fe
y hartazgo estoy esperando,
porque el número acerté,
de conejo sin pellejo
y de bebida a granel:
de agua, el dedal de la Anselma
de copinas, un palé.

Penetrada ya la puerta,
caliente ya en su lugar,
preparó la bayoneta
deseando desfogar
y, en su búsqueda discreta,
una moza del lugar
encontró bajo bragueta
el cerrojo de un penal.

Con tocamientos de alcoba
y enseñando su arsenal
seduce, una tras otra,
a las damas del local
con la trompa de elefante,
con tientos de calamar,
con aires de comandante
y labia de general.

Embrujo de Jueves Santo,
noche del Santo Patrón;
en prostíbulo y taberna,
pellejero pecador
y en la hueste de las almas
principal animador
pues meando entre coplillas
un camión lo atropelló.

Hablando con Llamazares
así lo contó en su día
Francisco Pérez Herrero,
poeta de cofradía,
con grave gesto, muy serios,
mientras orujo bebían
sin imaginar siquiera
lo que posterior vendría:

Vive de España un rufián
con artes de Celestina
que, haciendo de comadreja,
se mete hasta la cocina
de Perico el de las tretas,
recordman de las mentiras,
y, tras darle cebolleta,
se limpia con la cortina.

Tiene Perico un corral
lleno de gallinas finas
que abusan de la igualdad
disfrazadas de heroínas
y ocultando la verdad:
que entre el gallo y las gallinas
ni un huevo van a dejar,
… y el corral hecho ruina.

Nos criticarán los curas,
nos censurará el poder,
pues viendo como está el patio
sólo queda por hacer
telenovelas baratas
ante el auge de internet
con la Moncha de influencer
y Genarín Tik-to-ker.

Reciban de buena fe,
leoneses y leonesas,
el saludo, puesto en pie,
de este humilde juntaletras
con cuñado leonés,
con vocación de poeta
y, como hombre de bien,
amante de buenas fiestas.



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