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IX CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del noveno certamen celebrado en 2019.

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ACTA DEL FALLO DEL JURADO

POEMAS


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LOAS PARA UN SANTO BEBEDOR
Por Patrocinio Gil (Álava)

Si me pusiera a pensar
cuánto orujo has trasegado
y a cuántas putas dejaste
satisfechas en tu estado,
no saliérame la cuenta,
pues no hay máquina ni ábaco
que llegue done llegaste,
pellejero y buen borracho;
aunque sí me gustaría
me concediera el Oráculo,
morir como tú moriste,
en la muralla orinando.

Ay, querido Genarín
de esta ciudad mejor Santo,
por devoción el orujo
y por oración chingando,
quitándole allá esas pajas
con el pijo miccionando.
Bendito aquel tercer cubo
de la muralla esperando
a que el beato bebedor
allí fuera atropellado,
ya ves tú, por Bonifacia,
camión de basura al paso,
que no vio cómo orinabas
tano orujo trasegado.
Ay, bendito pellejero,
borrachín, putero, hermano,
de un burdel a otro burdel
manos de tute jugando,
para ir en la noche albina
de un León en Jueves santo,
a dar con tus pobres huesos
donde es Húmedo este Barrio;
que desde entonces ya eres
Patrón de to los borrachos,
alma de todas las almas,
y de nosotros un cacho.

Y así como el que no quiere,
o porque ya es lo acordado,
cuando se encienden las velas
y el tambor va redoblando,
pica la esquila al relente
de niebla orgullo en un arco;
hay Pendón y cabezudos,
Muerte en marioneta y tragos,
con ese barril de orujo
procesionando tu encanto.

Noche de Jueves y juerga,
de alcoholes desenfrenados,
la Cofradía en comandita
te lleva en hombros alzados,

te saca desde la plaza
a la que llaman del Grano,
y ante su Cruz todos piden
para los fríos ir pasando.

Francisco Pérez Herrero,
Evangelista en redaños,
no quiso que se perdiera
la tradición que año a año,
en el embrujo del Jueves,
hace de León algo mágico,
y está el primero de todos
a Genaro acompañando.

Es media noche y comienza
la procesión paso a paso,
por las calles que son húmedas
pero están llenas de encanto,
que en la Plaza San Martín
se lee Encíclica del año
y como ocasión propicia,
alguno entona los Salmos,
para gozar de una pausa
y echar al gaznate un trago.

Calle de los Cubos, calle
donde fuiste atropellado
y sin querer o queriendo
obraste el primer milagro,
pues de Lugo la putiña,
dejó mala vida dando,
por el sendero hacia casa
en redención de sus pasos.
Calle de los Cubos, calle,
valor y fe en este Santo,
que va recibiendo ofrendas
de los que le van amando.
Y es donde un ágil cofrade
la muralla allí escalando,
deja sin par la corona
de laurel y va dejando:
orujo, queso y naranjas,
vivas y emociones, cantos,
aúpas para que todo,
además de ateo, sea sano.

Calle de la Sal, la noche,
que es madrugá y Viernes Santo,
juega a jugar tradiciones,
a ser embrujo y ser tanto,
que nada es lo que parece,
pero que es al fin y al cabo,
porque el Santo bebedor
no hizo tan sólo un milagro,
sino que se cuentan cinco
marcados en calendario,
y no hay leonés que se precie
no los lleve a flor de labios.

Se llega a la catedral
bebiendo y también rezando,
que la noche es mucha noche
y Genarín mucho Santo,
porque si no hubiese muerto
no le cundiera el desánimo,
y en métrica letraherida,
como primicia y encargo,
nos dejara estos versillos
para contento y agrado:

Voy a sacarle las tripas
con orujo en cuatro vasos,
y a morirme de la risa
mientras se lo voy contando;
que uno se mete en política
para ver de dónde saco
tajada y que no me oigan
pensar mientras voy robando;
que sean todos cual pardillos
dejándome a mí gozarlo.
Islas Caimán, playas dulces
tan ricamente tumbado,
y si puedo, enseguidita,
me meto en otro fregao.
Miro a derecha e izquierda,
al centro miro y programo,
cuánto sacaré de aquí,
de este chollo, de este banco,
prevaricar es lo mío
y al pueblo le den por saco.

Es lo justo, qué puñetas,
si los tontos me han votado,
que a nos no nos queda otra
que ser corrupto y gastarlo.

Luego la noche se adentra
buscando el alba, buscando,
que Genarín con los suyos
sigan bebiendo y soñando,
porque el orujo en gargantas
es de la dulzura el bálsamo…



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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN