IX CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del noveno certamen celebrado en 2019. Volver al índice de poemas TENTE, TENTE, QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR Por José Vicente Navarro (Valencia) Tente, tente, quien avisa no es traidor, que en la ciudad de León ha muerto un hombre sin más aviso, sin más pregón, que una esquela mortuoria de menos de medio renglón, que dice, para más dolor, que a Genarín lo mató de sopetón un camión. Ya la Moncha se aflige, ya la muerte rondando cual gato a la caza de un ratón, ya en la carretera de los Cubos se oye, perdón. Lloró la noche, lloraron, sin ton ni son, un montón de taberneros que al saber lo que pasó se echaron las manos a las cabezas para decir con tonos agudos de tenor, “por su jeta, nos la pegó” Se cuenta de la Moncha que del suceso se enteró por un cliente muy atento que le describió el percance tal y como ocurrió, sin quitar hierro y sin poner en su explicación ni la más mínima muesca de dolor. En román, paladino, alguien escribió, se afligió la Moncha, y por aquellos días se confesó. Loco anda el pobre confesor por lo que de boca de la Moncha escuchó, tanto pecado y con tanto ardor que se le fue el fuelle y perdió la cabeza y la mollera y el poco seso que Dios le concedió. Con el tiempo a la bebida el cura-confesor se echó, y eso que nunca antes se emborrachó ni tuvo por el alcohol manifiesta vocación. Al parecer, de su alma Genarín se apoderó y desde entonces vive en su interior. Y así ocurrió que León perdió al más valioso de sus hombres, en una noche se marchó y camino de otras tierras se llevó, lo poco que llevaba encima, tan poco que nadie por ello nada reclamó. Así, tal cual vino al mundo se le enterró, en un día triste en que la ciudad amaneció con un frío que helaba hasta el corazón. ¡Esta tierra no dará, ni dio, ejemplar más fornicador ni bebedor que este señor! Dará por dar, peras y limones, calabazas y melones, dará, si viene al caso, corrupción, como nunca se conoció. Es por ello que León le dedica, con puntualidad de reloj, una grandiosa procesión que pone boca arriba a lo más florido de su población. Vienen elecciones nadie sabe si Genarín alguna vez en vida votó pero tengan por cierto que visto el percal y el color de lo que se escucha en la televisión hubiera sido este hombre un buen candidato a tener en consideración, al igual que lo fue el Cid Campeador defendiendo su honra aunque se le acusó de traidor. ¡Ahí está! pongan atención, esa cofradía que lleva por nombre la del santón que a las calles sale en ancestral y laica procesión. Barrio Húmedo, es, y soporta mucho frío y no calor en el jueves de pasión, ya la Plaza del Grano conquistada y la imagen del Santo Padre, casi Patrón, en su máximo esplendor, ataviada con todo aquello que en vida le sirvió para elevarlo a la categoría de Padre Redentor, orujo del bueno, queso curado en algún apartado rincón de las montañas de León, mendrugos de pan, naranjas de los huertos del levante español, todo esto llevaba a encima, Genarín, el día que faltó, sin que por eso se diga que fue un ladrón. Bendecida con orujo la corona de laurel en la Plaza San Martín se redobla la emoción entre lecturas y vítores se elevan cánticos propios para la ocasión y así tal rugido de todo León avanza la procesión hasta el lugar siniestro donde tan santo varón falleció, en los Cubos, para más razón, junto a unas murallas de mucho espesor encima de las cuales un cofrade trepador, elegido para la ocasión, deja la ofrenda allí donde nadie nunca pensó que habría más comida que la que en vida Genarín consumió. Es conocido que un evangelista se encargó, con mucho valor, de revelar los hechos de tan Santo Padre y Varón. Sólo uno ¡qué valor! No hicieron falta dos. Todos saben el mucho empeño y lo mucho que le costó a Francisco Pérez Herrero, en el cielo lo tenga Dios, alzar la imagen a la altura del Panteón del mayor borracho que jamás León dio. Será por eso que en noche de pasión ya bendecida la corona que Genarín pasea cual emperador, se oye, si se presta atención, como si bajara del cielo esta confesión. Soy Francisco y por aquí arriba estoy junto a Genarín esperando la ocasión de que la fiesta comience y vuelva, otro año, la procesión a brillar si es que nunca brilló. Bien se sabe que Genarín, terco fue y estuvo dejado de la mano de Dios, le gustaban las mujeres, poco el trabajo, por eso nunca laboró campo alguno con azadón. Si por algo se le estima es porque no se le conoce otra afición que no haya sido la del alcohol, que por su garganta caía tal volcán en plena erupción. Si no hizo nada, bien está y bien lo pagó, si dejó deudas que se joda quien le fió, si por alguna de aquellas alguien le tiene rencor sepan que Genarín jamás con nadie se enfadó. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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