VII CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del séptimo certamen celebrado en 2017. Volver al índice de poemas SONETOS DE ORUJO Y SEDA Por "La Negrilla" (León) I. SONETO DEL POETA LEONÉS Sacro jueves, por ser noche de embrujo bien merece romance y no soneto más sólo a once escribe este paleto, que por Quevedo recibe el influjo. A todos escuchó y luego dedujo: los cofrades piden sólo un respeto, los discípulos, darle otro sorbeto. Del atropello, culpa el que condujo. Tanta oda que el mismísimo Genaro ¡ay! por orujo, se movió en su tumba y quiso con palabras dejar claro: que a él no le invitaban a la zumba. Escuchen, pues, los versos de desvaro de un poeta que arrima o se derrumba. II. SONETO DE LOS COFRADES AL CAMION DE LA BASURA QUE ATROPELLO A GENARO Porcel tufoso, bestia de la tunda, desodorante, hijo del siniestro, arruinaste el devoto oficio nuestro de enmendar nuestra suerte vagabunda. Por ti aprendemos la virtud jocunda de componerle al vino un padrenuestro; garganta sobre el fuego, yo demuestro que la pítima no será infecunda. De orujo regaremos nuestras calvas a real, media manta moriremos licores manarán de las mil malvas. Danzante procesión en curva hemos. Cornucopia de luna, tú nos salvas. ¡A la suerte pecante no tememos! III. SONETO DEL CAMIONERO DE LA BASURA Jabón y agua, los santos barrenderos limpiamos polvo, cubos y calzadas. Nunca nuestras narices humilladas recibieron las honras de Cultura. Jocosos beben los alegres, jura no atropellar sus ínfulas sagradas no echar al volante cabezada, que en la multitud luego haga rasura. Por Genaro, que armaron el jaleo. Nuestro cepillo no causa pavura. Nuestro perfume no huelen los que bien honraban con ofrendas al vagueo. Cuidad, no lo tiréis a la tritura, que un beodo resucita a otros cien. IV. SONETO DEL GRANUJA BORRACHIN Qué tracafete, trompa memorable, qué dolor que me vea el primer rayo torcido, quasimodo, roto el sayo, perdí en León mi fama de fiable. Los malos vinos eran muy tragables, del vil trastorno casi me desmayo. De quién, ya no recuerdo, fui el cobayo de amores que de fe, no son narrables. Cierro el ojo, me acuesto en escalones. Mi almohada es rosa alba, destellada: de mejor cama no acepto lecciones. Rostro en piedra, qué cómoda morada. Mi secreto lo guardan dos leones. Picada sobre el sol, cae la helada. V. SONETO DE LA MONCHA Pellejero meón, qué te han malfecho si de enemigo no tenías fama, antes orujo, que darte a la jama y entre tute y tute, una de pecho. Milagro fue de mí hacer provecho a mí que toda olla se me inflama. Ya no haré al cielo otra reclama si quedaste en Los Cubos satisfecho. En la Plaza del Grano un buen pichel. Alto adiós te mereces, gran chusquero: contigo el panteón será un burdel. Y no saquen las piedras del brasero, que siempre ha sido guinda del pastel sito el hoyo, tapar el agujero. VI. SONETO DE GENARIN Troncocornos de seso, cacagüetes tocipanzas, capones apestados, vuestros huesos quisiera ver jostrados vuestras lenguas atadas por grilletes. Orujo, pan, naranjas, qué zoquetes el bolso lo tenéis bien agarrado, granujas de postín torculatado. En mi tumba no quiero este templete ni doce velas, sino herrumbroso faro, en la oscuridad de esa calleja culpable de mi tiesto dar por suelos. Latosa pena me dais, crapulosos, beoda comitiva trafalmeja. Buscaros a otro rey de los ciruelos. VII. SONETO PAGANO DE LOS LEONESES Corporación, estamos hasta el moño por la del Grano, plaza sin pulido. Orujo y buen carbón, hemos traído a Catedral, torre del gallo, Ordoño, por siglos, sin poner fin al ponzoño: Palacio de Congresos, no hay cumplido, Conservatorio, Estadio sin sonido, San Román, vertedero de carroño. Tren de seda, clavada ferrovial: en AVE cuesta cien viajar sentado. El túnel a Pajares es fecal. Sólo queda tener bien vigilado: no lleven a Pucela el Grial. Firma: el poeta, a sonetos, hartado. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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