Volver al índice de poemas

GENARÍN CONTRA EL ARREGLO DE LA PLAZA DEL GRANO
Por Nicolás Miñambres (León)

¡Ay qué tipos más curiosos,
los del amigo Genaro,
no convocando el romance
sino luciendo a lo llano,
en estético cartel,
en policromado cuadro:
“siete de abril la lectura,
de selección, hecha a mano;
de acuerdo con las patrañas
del buen amigo Genaro.
Un cuadro también se observa
de la iglesia del Mercado”.
Es esa su cabecera
sobre el morrillon cuadrado,
con su fachada hacia el este,
casi tirando al solano.

* * *
Cofrades de Genarín
ya se lo habían planteado
y en diversas ocasiones
ya lo estaban anunciando:
hay que arreglar esa plaza,
sin cambiar el empedrado.
No se olvide que este tipo,
el buen amigo Genaro,
pisándose aquellos rollos,
hacia aquel León cercano,
subía todas las mañanas
con el orujo templado
(templado va el penitente,
no el orujo, calentado)
viendo si aquellos rollitos
anoche había él pisado…
y repisado, ¡por Dios!
pisado y bien repisado.

* * *
La foto del cartel
Un florero, un radiador,
foto en color, otra en blanco,
y en anaquel unos libros,
y el sofá…gorro temblando
de color verde anticipa,
roja como el rojo dado
de Miguel Pérez Herrero,
cuando aún era un muchacho,
paseando con el Crémer,
paseando con Genaro,
riéndose de la vida
y de tímidos muchachos
que conservan su recuerdo
y conservan sus abrazos,
en retratos de Modesto,
y Llamas apellidado,
ese pintor tan excelso,
en estos nuestros espacios.
Un libro bien afinado
donde se lee “Francisco”
y un “ca”, así titulado.
Incluso en la cabellera,
con el sombreo rapado,
un torero de azulín
está un toro toreando.
¿Será Zapico el espada
que lucha con el astado?
Y al final, colocaditas,
mira las bases ufano,
que hemos visto publicadas,
que hemos visto sin engaño.
A la izquierda , el premio está,
a la derecha ya ha hablado:
WWWgenarín. Es lo que vemos
y este romance acabado,
a ver si vamos saliendo
del romance de Genaro.

* * *
Psicofonías matutinas
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir
y recias voces nos suenan
en Plaza el Mercado, aquí,
cuando se van los obreros
y la noche llega al fin,..
Bien lo cuentan “los paletas”
cuando se marchan de allí.

* * *
Se comenta por La Plaza,
se comenta por el barrio,
extrañísimo rumor
que a todos deja temblando.
Levantá que está la plaza,
temblando con sus guijarros…
un vigilante nocturno…
al Consistorio ha plantado
para que nadie entorpezca
eso que ya se ha arreglado,
Y que nadie, ¡vive Dios!,
pretenda remodelarlo:
y el vigilante se ha ido
rebuscando otro trabajo.
Qué cara tendrá, diréis,
al dejar tan buen apaño,
tan tranquilo, presumido,
tan fácil, tan moderado.
Y el vigilante ya ha dicho,
el vigilante ha contado
lo que siempre, por la noche…
aturdido ha comprobado:
extrañas psicofonías
de los muros van brotando,
pidiendo de corazón,
pidiendo a grito pelado
que dejen la Plaza en paz,
que no deben ni tocarlo.
“Por mis muertos”, dice el tipo,
Tipo llamado Genaro:
“No toquéis ni un negrillón
(aunque son álamos altos)
de esos que crecen allí,
de esos de La Plaza El Grano”,
os lo advierte un servidor,
os lo advierte el buen Genaro.
Tocar un rollo en la Plaza…
es un tremendo pecado.
Y os lo digo yo, bien dicho
que de la Plaza sé un rato.
Y, si lo queréis oír…
Debéis bien oírlo así:
“Esta plaza no se toca,
palabra es de Genarín.

* * *
No se olvidó de la Plaza,
caminaba bien despacio
el bueno de Genarín,
el buen leonés, El Genaro,
cuando, lejano el camino,
iba a tomarse su vaso…
de orujo, bien peleón
en la calle del Barranco.


Volver al índice de poemas