VI CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del sexto certamen celebrado en 2016. Volver al índice de poemas LOS CUATRO MILAGROS DE GENARÍN Y JACULATORIA Por Guillermo Gil Fraile (León) Cada Jueves de Pasión hay un santo milagrero que con voluntad de acero marca a fuego León: el pellejero Genaro aficionado al orujo que le atrapó con su influjo proporcionándole amparo. Te admiró Pérez Herrero, y es digno de advocación por crear la procesión que tanto molesta al clero. Hoy, Genaro, yo le canto a todo lo que bebiste. Cuatro milagros hiciste porque tú sí que eres santo. Primer milagro: la redención de la prostituta. La Moncha vio su figura cuando rendía la vida: lo encontró tras la embestida del camión de la basura. Se dice que estaba cagando, más no es cierta esa bobada: todos sabemos que estaba fervorosamente orando. Rezaba a su santo patrón, el orujo, más la muerte mandó el final de su suerte cuando soltaba un mojón. La Moncha cuando lo vio entró en místico trance, de su vida hizo balance y la prostitución dejó. Segundo milagro: la curación del enfermo de riñón. Un enfermo de riñón penaba por la muralla. En su vejiga metralla como balas de cañón. Del médico desahuciado y con un dolor sin medida paliado por la bebida le pide al santo cuidado. Cuando al tercer cubo llega, donde le pilló el camión, solicita la intervención de su magia milagrera. Genarín, donde estuviera, a la enfermedad ordena que termine esa condena echando la piedra fuera. Y sale por el meato, nadando el pis como un pez, tan grande como una nuez, la piedra de inmediato. Tercer milagro: la victoria de la cultural frente al Hércules. No ganaba la Cultural un partido ni queriendo. Ni el campo bendiciendo terminaban con el mal. El Hércules se pensaba que era la Puentecilla menor que una bacinilla y allí sin sudar ganaba. Pero los evangelistas con maña de cirujano nos echaron una mano mayor que los futbolistas. Por la noche y a escondidas el campo riegan de orujo haciendo un bello dibujo y marchándose enseguida. Sabían de buena tinta que no hay hechizo ni brujo que pueda más que el orujo y prepararon la finta. Ha comenzado el partido más la magia no alcanza a ganar con confianza como hubieran preferido. ¡Esto huele a chamusquina! Con rabia Pérez Herrero, el evangelista primero, a su amo recrimina. Interviene el gran Genaro -de esto no cabe duda- acudiendo en ayuda del hijo que pide amparo. Del Hércules el portero al campo saca un balón que vuela como abejón y entra bajo el larguero en su propia portería. Nuestro santo y el orujo este efecto produjo, que pareció brujería. Cuarto milagro: El castigo del ladrón de las ofrendas. Algo que a todos ofende es el hurto de la ofrenda que a Genaro le da en prenda el hermano que asciende la noche de Jueves Santo al tercer cubo sagrado. Lanzó al ladrón de costado que gritaba su quebranto con rotura de cadera. Genaro, como castigo, despeñó a su enemigo recetándole cojera. Jaculatoria al santo. ¡Genaro, tú no estás muerto! Tu ejemplo ha sido el huerto que con orujo abonamos todos los que te amamos. Entre yendas y meados al orujo el alma diste para en un hecho tan triste perdonar nuestros pecados. No hay en todo el obispado ejemplo de tal calibre: ¡al hombre dejaste libre del ancestral pecado! El pecado original no es venir a este mundo, sino vivir errabundo sin orujo natural. Los que tu vida imitamos, gracias a tu sacrificio nacemos sin maleficio ni vicio que no tengamos. ¡Genaro, guía mi paso, que yo buscaré el motivo para mantenerme vivo y volver a llenar mi vaso! Así, mojando el gaznate siguiendo tu ejemplo santo, mudamos el desencanto de la vida en acicate. ¡No hay más dios que el orujo y Genaro es su profeta! La vida es una ruleta, y os lo digo sin tapujos. ¡Genaro, padre de todo! ¡Que no nos falte el orujo! ¡Que nos abrace su embrujo y bebamos codo a codo! ¡Genaro, padre de todos! ¡Hoy tus hijos te reclaman! ¡Protege a los que te aclaman! ¡Consérvanos bien beodos! Deo Gratias. Volver al índice de poemas |
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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN |
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